El juicio contra la mujer que simuló una agresión sexual por la cual su expareja y dos personas más le habría puesto pegamento en sus partes íntimas ha llegado a su fin, y la acusada podría enfrentarse a 11 años de prisión por simulación de un delito. Una de las pruebas claves para dar con la falsedad de los hechos son las grabaciones de una tienda, donde esta mujer compraba los utensilios con los que habrían abusado de ella. Otro joven de 26 años está también acusado, y que se enfrentaría a 10 años y 10 meses de prisión. En 2016 el joven reconoció haber ayudado a la joven a simular el delito. La joven achaca ahora estas invenciones a las presiones de su abogada y de la Guardia Civil.