Encontrar a niños inentando cruzar la frontera en los bajos de un camión es algo habitual para los policías de esta zona. Son muchos los que lo intenta cada día para intentar llegar a España y alcanzar su sueño. Una vez en Melilla, su vida se convierte en un calvario. Sobreviven gracias a lo que encuentran en la basura y pidiendo, sufren agresiones ,abusos sexuales. Los jóvenes se vuelven violentos y es habitual verlos borracho y esnifando pegamento.