"Los policías nos tocan las tetas y nos ponen el dedo ahí." Ese es el desgarrador testimonio de una de las prostitutas de Palma que eran obligadas a mantener relaciones sexuales con políticos y policía. "Estábamos en una finca llena de chicas rusas. Había unos ocho hombres. Yo mantuve relaciones con un alcalde. Tenía la orden de tratarle bien", dice una testigo protegida.