Diana Quer, la joven asesinada a manos de Enrique Abuín alias ‘El Chicle’, deja huellas que permiten reconstruir sus últimos pasos a través de los mensajes que mantiene con sus amigos vía WhatsApp.
Para Diana, el día en que fue asesinada era un día más de sus vacaciones en Galicia. Habló con sus amigas sobre qué ponerse para acudir a las fiestas locales de A Pobra do Caramiñal o cómo arreglarse el pelo…Un día normal para una joven de la edad de Diana.
Después de quedar con sus amigas, Diana se dirigió al recinto ferial. Por lo visto, la joven madrileña decidió regresar antes que el resto a casa porque la fiesta la aburría y se lo hizo saber a un amigo de Madrid a través de WhatsApp. "Me estoy subiendo sola a casa con todos los gitanos de las fiestas por aquí", le escribía.
Sin embargo, entre este mensaje enviado poco antes de la una de la madrugada y el último, algo hizo que cambiara de opinión y se quedara más tiempo. El último mensaje que figura en su teléfono es a las 2:15 de la madrugada, cuando avisa de que tiene la impresión de que la están siguiendo. Estos mensajes, fueron vitales en la investigación.
Diego es un joven de 25 años, feriante que se encontraba en su caravana descansando cuando empezó a oír lo que pensó que era una discusión de pareja: “Pensé que era una pareja dejándose, no el secuestro de Diana”. En realidad, era Enrique Abuín acechando con el coche a Diana Quer.
El testigo afirma que ‘El Chicle’ le decía a Diana: “Ven aquí, no te vayas” y que la joven le pedía que la dejara en paz. Diego nos cuenta: “Era un tono de voz alto, pero no excesivo”. La vida de este feriante cambió cuando se dio cuenta de lo que realmente había escuchado: “Me lamentaré siempre. Yo sospeché cuando vi los carteles. No fui a la policía porque tenía miedo que con los antecedentes que tengo, me echarán la culpa. De hecho, fui el principal sospechoso durante mucho tiempo”.
‘El Chicle’ jugaba al despiste y, además, sabía con quién. En el sumario del caso de Diana Quer, al que ha podido acceder este programa, se recoge también la llamada de Enrique Abuín a dos Guardias Civiles que conocía al sentirse vigilado. En ese momento, Abuín era sospechoso. Los agentes insistían en sacarle información sobre la desaparición de Diana Quer y el asesino opinaba sin tapujos: “Al final se va a saber quién fue, eso está claro, ¿eh? ¡Hombre! Si estuviera en el mar, ese cuerpo tenía que estar fuera ya”.
Por si fuera poco, cuestiona la investigación y muestra una actitud colaboradora. “Lo que me extraña es que no haya aparecido el teléfono antes, porque ahí abajo trabajan furtivos y también están ahí los vigilantes”
Los Guardias Civiles le preguntan directamente qué hizo la noche de la desaparición de Diana y él se excusa diciendo que la pasó con su mujer. “Siempre vamos juntos a todos los sitios”, afirmaba. Por último, Abuín intentó desviar la atención de los investigadores chivándose de varios vecinos que traficaban con droga.