Mujer atacada con ácido: "Me cogió por los pelos y me echó el ácido. Solo pido justicia"
Ana Mari había denunciado decenas de ocasiones al hombre que la ha agredido
"Vive en una calle paralela a mi casa, y es el panadero del pueblo"
"Nadie tiene derecho a quemarte"
Anna Mari y su hija, una niña de cinco años, fueron rociadas este lunes con una botella de sosa cáustica por un hombre de 45 años rociaba en la calle de Sant Feliu de Guíxols, en la ciudad de Barcelona. Las dos víctimas sufrieron quemaduras graves y fueron trasladadas en helicóptero inmediatamente al Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
Pocas horas después de ser dadas de altas y tras poder ver a Ana muy débil entrando en el juzgado tras poder ver a Ana muy débil entrando en el juzgado de Sant Feliu de Guíxols para prestar declaración, 'El Programa del Verano' ha podido hablar con ella pocas: "No me encuentro bien. No veo por el ojo derecho nada, solo un poco y borroso por el izquierdo. tengo quemaduras por todo el cuerpo y psicológicamente no puedo salir de casa porque tengo pánico", nos ha explicado casi sin fuerzas.
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"Solo pido que se haga justicia. Yo muchas veces he puesto denuncias porque me perseguía a todas horas y no podía estar tranquila en ningún momento", ha pedido entre lágrimas.
Ana Mari ha contado cómo se conocieron: "Le conocí porque su expareja cuidaba a mis niñas. Ella no hablaba del todo bien el español y él se ponía en contacto conmigo para comunicarnos en algunas ocasiones. Somos casi vecinos, vive en una calle paralela a mi casa, y es el panadero del pueblo. Quién se iba a imaginar que iba a hacer esto. Me perseguía, me tiraba piedras a la ventana... a veces me podía tomar un café con él, pero ya era cansino. Vinieron mis padres a pasar un fin de semana y se fueron asustados".
"Bajé de casa y me lo encontré en mitad de la escalera con la botella, me cogió del pelo y me la tiró por encima, con mi hija allí detrás", ha explicado sin poder evitar romper a llorar.
"Él me decía que me iba a quemar y me iba a sacar los ojos si no me iba con él, pero no me lo terminaba de creer porque luego otro día nos tomábamos un café y nos contábamos nuestras cosas. Nos estábamos conociendo... qué relación puede haber", ha dicho tras escuchar las sorprendentes declaraciones de su agresor.
Ana y su entorno habían denunciado hasta en 10 ocasiones al hombre que le ha lanzado a ella y a su hija de 5 años un producto abrasivo. Pero se le denegó la orden de protección que pidió y ahora casi no puede ver y sigue con miedo de que el agresor salga a la calle.