Irene García es enfermera y padece covid persistente. Todavía sufre insomnio, amnesia y un cansancio extenuante provocado pro la enfermedad. Los primeros síntomas le aparecieron el 11 de marzo de 2020. Estuvo casi dos meses en cama porque los músculos no le respondían, según cuenta en ‘El programa del verano’. A finales de abril se va encontrando mejor, pero cuando intenta reincorporarse a su puesto de trabajo le es imposible: “Mis músculos no responden, me canso enseguida”.
Ahora mismo forma parte del equipo de Puerta de Hierro que investiga el covid persistente, pero cuenta que los médicos no pueden decirle nada sobre cuándo podrá recuperar su vida normal. “No se sabe cuál es la previsión para nosotros. Me han hecho muchísimas pruebas y sí que tengo pequeños parámetros alterados, pero nada anatómicamente que pueda justificar lo que me está pasando”.
“Poco a poco voy mejorando”, dice Irene. Pero cuenta que su situación “va un poco por brotes: días mejor, días peor, día de métete en la cama”. “Tenemos la esperanza de que poco a poco se pase todo”, añade.
La enfermera le ha explicado a Ana Terradillos que todavía no se ha vacunado, aunque la han contactado. “El equipo de covid persistente me ha aconsejado que esperemos un poquito porque yo ahora tengo varios síntomas muy activos y no sabemos si pueden agravarse con la vacuna”.
Irene explica que el Gobierno dijo que el covid persistente se iba a considerar una enfermedad profesional, pero todavía no se ha hecho efectivo. “Hay muchísimos compañeros con síntomas como los míos y más graves que están en el limbo de no saber que va a pasar y no poder reincorporarse a su puesto de trabajo”, dice la enfermera.