Antonio Rivera, el padre de Paquirri y abuelo de Kiko Rivera, concedía una premonitoria entrevista en el año 1987 a la revista 'Lecturas', que sale a la luz en medio de una guerra abierta de su hijo con Isabel Pantoja por la herencia de su padre y que salpica directamente a la familia Rivera.
Antonio concede estas declaraciones justo antes de que se cierre el acuerdo entre todas las partes para el reparto de toda la herencia y las que se han ido cumpliendo paso por paso y opina lo que ya ha confirmado Kiko Rivera: "El día que ese hijo de Paco sea un hombre querrá saber muchas cosas porque la madre le ha perjudicado mucho, ella ha lanzado mucha tierra a su hijo con lo que ha hecho". Afirmando que "Isabel Pantoja le hizo una gran ofensa a todos los Rivera, pero en especial a mi hijo y al hijo que tuvieron, mi nieto Francisco". Y adivinando lo que años después fue una realidad: "El día de mañana tendrá problemas con todos sus hermanos, será muy malo que se peleen y le digan: 'Oye, que tu madre nos quitó a nosotros lo nuestro".
Además, dejaba claro que Isabel no cumplió la voluntad de Paquirri: "Mi hijo me dijo que la tranquilidad para su futuro estaba en esa documentación que nunca apareció, abrió la caja fuerte con Agustín, sabía lo había allí, por eso se adelantó a los albaceas para abrir la caja". Añadiendo que: "Sabía que lo que había era de los hijos de Paco, además de los documentos había más cosas, ella entregó los relojes que había allí y una esmeralda que era de mi mujer, que ahora está en el Banco de España de crédito. Lo único que no ha entregado es la documentación de Paco".
Pese a todas las incógnitas que están en el aire, lo que parece cada vez más claro es que Kiko está cada vez más cerca de su familia paterna y su tío Riverita en una entrevista para el programa ha sido el último en mostrar su apoyo al hijo de Paquirri: "Los Rivera Ordoñez como los Rivera es su familia". Explicando que "era imposible hablar con Isabel Pantoja, como era una estrella Paquirri la tenia como una diosa y había días que no podía ni hablar con ella" y que tras la muerte del torero "las pertenencias se las llevaron a Isabel y a cada uno le pertenecía su parte. La herencia lo dice así, que no era de Isabel solo, pero ella hizo su propia ley", concluye.