Uno de cada diez ancianos residentes ha muerto en los últimos dos por coronavirus en Madrid. Pero el caso de Encarnación Vega, una mujer de 81 años, es diferente. Ella no llegó a ingresar en la UCI porque la residencia decía que estaba prohibido, algo que más tarde desmintió el propio hospital.
'El Programa de Ana Rosa' ha podido hablar con Charo Suárez, una de sus hijas, que ha denunciado lo sucedido en este centro de mayores: "Nos preguntamos cómo pueden prohibir la entrada de familiares a la residencia antes de dotar a sus residentes de mascarillas. Se podían haber evitado muertes porque el fallecimiento de mi madre y de otras personas fue culpa de la residencia Caser de la Moraleja", ha explicado.