A los vecinos de Magaluf les es imposible dormir por las noches. Soportan a diario gritos, peleas, borrachos, prostitución y vomitonas. Viven en un permanente sábado, están indignados, no pueden hacer un día normal y no aguantan más. Tienen miedo y viven aterrorizados porque además reciben amenazas. Denuncian que la presencia policial es inexistente.