Tiene 17 años, pertenece a una familia acomodada de Pontevedra y su entorno le define como "joven conflictivo". Según las primeras investigaciones, el joven ha sido expulsado de distintos centros educativos y se ha visto envuelto en asuntos relacionados con drogas. El diario 'El Mundo' ha tenido acceso a la conversación de WhatsApp que el joven agresor mantuvo con sus amigos momentos antes del suceso, en ellas se puede leer cómo contó los planes que tenía a los que sus amigos reaccionaban con ánimos y vítores. En los perfiles de sus redes sociales se ha podido comprobar que se trata de un joven que se declara antifascista, nacionalista radical y defensor de las ideas de la antigua Unión Soviética.