Ana pedía desesperadamente una vivienda de protección oficial. Una traba burocrática le impide acceder a la vivienda, el ayuntamiento no se lo concede por no estar empadronada en Castellón sino en un pueblo cercano. Tras escuchar su historia, Rosa, una espectadora del programa, se ofreció a pagarle el alquiler. Ahora, 'El programa de Ana Rosa' le da una sorpresa amueblando su salón.