Tras ser arrestado por la policía por incitar a un menor a disparar, Faruq acude a la comisaría para realizar un cara a cara con el joven que le ha implicado. El niño no puede con la presión y, tras orinarse encima, retira los cargos contra el narcotraficante y culpa de todo a Aníbal, su mayor enemigo y única competencia dentro del mundo de la droga.