Desde el mando de operaciones, como en tiempos de la Guerra Fría, cuando la presentación de un cohete era el éxito de todo un país, Putin ha mostrado lo que, según él, es "el mejor regalo de Navidad para Rusia que garantizará la seguridad". Los misiles hipersónicos Avangard son capaces, según se pavonea Moscú, de superar el escudo anti misiles estadounidense. Un gesto que se produce pocos días después, de que el propio presidente ruso advirtiese al mundo de que no es descartable un nuevo enfrentamiento nuclear, si no se suscriben los tratados de no proliferación. Lo hizo hace unos días en su conferencia de prensa de Navidad ante 1700 periodistas. Según el experto en Rusia y amenazas híbridas, Nicolás de Pedro, Putin sabe dónde jugar; “Putin sitúa la confrontación en lo militar que es donde Rusia se siente con ventajas operativas y estratégicas. Justo ahí es donde la presidencia de Donald Trump representa una gran oportunidad para los intereses rusos”. Algo que casa bien con la sintonía mostrada por Trump con el propio Putin, una actitud que en ocasiones ha hecho saltar las alarmas en la inteligencia estadounidense. Al mismo tiempo, algunas de las decisiones de la mutante Administración Trump han favorecido al tradicional enemigo ruso; sin ir más lejos, la recientemente anunciada por Trump retirada de las tropas estadounidenses de Siria que permite a Vladimir Putin aumentar y mucho su influencia en Oriente Próximo, un territorio donde las tropas rusas han adquirido una presencia privilegiada en los últimos tres años; desde que desembarcaran para apoyar al viejo aliado sirio de Putin, Bachar el Assad, y a la vez lograran que la bandera rusa ondease en la región más explosiva del planeta. El Kremlin quiere recuperar su sitio tras décadas en segunda fila, lo que según De Pedro, tiene que ver con el sentimiento de agravio frente a Occidente que arrastra la rusa postsoviética.