Su horizonte es global y por eso las redes sociales se han convertido en su mejor aliado. Los fanáticos del Estado Islámico quieren conquistar conciencias, mucho más allá de las fronteras de Siria e Irak y por eso el universo de internet es su campo de reclutas. Sueñan, como ya hizo Al Caeda, con crear un gran califato pero su ventaja frente a sus predecesores es su extraordinario dominio de las nuevas tecnologías.
Tienen un ejército real que asesina yazidies, somete a cristianos o destruye mezquitas chiíes pero poseen también un ejército on line, un batallón numeroso de tuiteros, amantes de Facebook o de instagram, locos por las nuevas tecnologías, como cualquier nativo digital, pero con unos fines aberrantes.
Tienen buenos operadores de cámara y excelentes aparatos que registran en calidad HD sus brutales acciones, asesinatos individuales o en masa, exhibiciones de yihadistas con sus armas, todo lo que ocurre es susceptible de ser compartido. Han montado productoras de gran nivel a sus órdenes para generar contenidos y miles de personas están dispuestas a tuitear o fabear dichos contenidos: fotos, montajes o videos.
Dominan la narrativa fílmica. La puesta en escena del video que han difundido de los momentos previos al terrible asesinato del reportero norteamericano, James Folley, es idéntico al final de la película Seven, lo recordaba mi amigo David Cacho. Mono naranja, tipo Guantánamo, cabeza rapada, escenario desértico y al final, muerte. En el mundo ISIS nada es casual.
La película "Swords IV" es una de sus últimas producciones para la gran pantalla. Se estrena en Irak y Siria, ahora mismo los lugares donde están presentes y donde quieren generar más terror. Pretenden que las gentes de los territorios que van conquistando vuelvan a las tradiciones del islam más ultraconservador pero lo hacen, gracias a una maquinaria propagandística de última generación.
También manejan mensajes que repiten de manera regular, como la vuelta a los límites geográficos de Oriente Medio, previos a la Primera Guerra Mundial tras la que se acabó desintegrando el Imperio Otomano. El grupo insiste en la injusticia del reparto de los territorios islámicos por parte de las fuerzas aliadas después del conflicto y lo relata con detalle en su video Sykes–Picot.
ISIS ha sido el grupo yihadista que mayor optimización ha dado a las redes sociales, empleando una atractiva iconografía. Su trabajo en este ámbito ha sido tan eficaz como para atraer a miles de seguidores en todo el mundo, sus potenciales yihadistas, de ahí que cada vez sean más los extranjeros, procedentes de Europa, que se suman al grupo, como el asesino de Folley, que habla en el video con un marcado acento británico. Graban, editan y postproducen elaboradas películas como arma de guerra para intimidar a sus enemigos. Ese instrumento de terror sin complejos les hace ser más temidos. En la reciente toma de Mosul, ISIS se sirvió de twiter para crear una sensación de avance que no era estrictamente real. Cientos de tuiteros informaban acerca del avance de los yihadistas, colgaban fotos y videos, documentos de todo tipo para debilitar la resistencia. La ofensiva on line funcionó.
Cualquier acción, incluso a nivel individual, llega a la red en segundos provocando un impacto global, el apoyo on line de sus seguidores es feroz. Los community manager del yihadismo hacen su trabajo.