El descaro arrogante del Emperador Macron
Esa convicción tan arraigada de que hay parados que no trabajan porque no quieren la ha verbalizado el presidente de Francia cara a cara con este joven agricultor desempleado de 25 años. Contarle tu vida a Macron es algo así como una actividad de riesgo porque por menos que nada, el presidente de Francia te encasqueta un rapapolvo bien dotado de argumentos. El joven contaba que había echado curriculums en todas partes pero que no le llamaban.
La respuesta de Macron llegaba como una estocada: "Si estás motivado, en la hostelería o en la construcción no hay un sólo sitio en el que no busquen gente", o lo que es lo mismo si no encuentras trabajo es porque no buscas o no quieres. Y sin alterarse, le espetó al hombre: "Yo cruzo la calle y te encuentro un trabajo, con los incovenientes de ese oficio, por supuesto".
Macron ya ha demostrado que en las distancias cortas nadie le gana a directo, sincero e incluso arrogante. Ya lo hizo con un adolescente que osó tutearle, llamándole Manu: "Tú estás aquí en una ceremonia oficial y te portas como es debido.Me llamas señor presidente de la República o señor". Le gusta sacar pecho y no se achanta ni cuando le abuchean, como en este acto con trabajadores descontentos. Él que no es el emperador de la empatía precisamente, se ha despedido del parado eso si, sin cruzar la calle para cumplir su promesa.