Manuel, roto tras saber que Joao ha asesinado a Lucas, se da al alcohol e irrumpe en la Iglesia en la que su padre es Pastor blasfemando. Raimundo, al saber el motivo que ha llevado a su hijo a ese estado, se derrumba. No está dispuesto a que sus feligreses le llamen Padre si no es capaz de cuidar a sus propios hijos, por lo que está dispuesto a llevar a cabo la venganza que tantos años ha guardado en su interior para que sus hijos no sufran más.