Lejos de Zarza, junto a Samuel y con su bebé ya en brazos, Lucía ha emprendido una nueva vida. No es fácil, pero no está sola: Juan Espada, como prometió, jamás ha dejado de cuidarla a ella y a sus sobrinos. Una nueva vida parece posible, lo que no saben es que siempre habrá una sombra que les perseguirá allá a donde vayan.