José Espada ha vuelto a casa por fin. Lucia se le encontró maniatado, con la boca tapada y una bolsa en la cabeza. Cuando los dos se sentaron en el salón, él con una bolsa de hielo para aliviar los dolores, José intentó explicarle dónde había estado, por qué no cogió el avión y qué le había ocurrido. Nada que ver con la realidad, y Lucía parece no creerse ni una palabra.