Con María huida y en paradero desconocido, las reglas del chantaje de Joao a José Espada habían cambiado. Después de mostrarle un vídeo en el que su hijo estaba pasándoselo muy bien y le decía lo mucho que le quería, el cacique portugués dejó las cosas claras a Espada: “Para salvar a tu hijo vas a tener que matar a alguien… a María”.