Dos olas de calor en el arranque del verano 2015, ¿qué está pasando?
"Un calor que da miedo", afirmaba este pasado viernes el delegado territorial de Aemet en la Comunidad de Madrid, Cayetano Torres. Las altas temperaturas nos dieron un leve respiro de 36 horas en casi todo el país entre la primera ola de calor (con la que hemos estrenado la estación) y la segunda. Esta parece que se quedará con nosotros hasta mediados de julio.
Pero, ¿es normal tanto calor? Quizás lo que habría que preguntarse es si lo que entra dentro de la normalidad sean dos olas de calor consecutivas y recién estrenado el verano. Entonces la respuesta sería no.
Cuando llega el verano en España lo normal es y han sido las altas temperaturas. Es habitual rondar los 40 grados, o incluso superarlos, en los valles del Guadalquivir, Guadiana, Tajo y Ebro. Capitales como Sevilla, Córdoba, Badajoz o Zaragoza (por citar algunas) suelen alcanzar estos valores puntualmente durante estos meses.
Ahora bien, lo que ha pasado durante la última semana es que las máximas se han estancado en esos valores extremos. Hemos prestado mucha atención a los valores diurnos, pero también son relevantes los nocturnos con valores tropicales, es decir, por encima de 21 ó 22 grados en muchas capitales. Esa persistencia del calor es un riesgo para la salud.
¿Por qué no ha refrescado por la noche? Porque estamos en la época del año con las noches más cortas y no da tiempo a que las temperaturas bajen lo suficiente como para que deje de hacer calor. Además, la masa de aire cálido es muy estable e impide que cualquier perturbación se acerque a la Península y se desarrollen tormentas para romper temporalmente con esos valores.
No es habitual, pero Aemet llegó a decretar el aviso rojo por riesgo extremo con temperaturas de hasta 43 grados en Córdoba el 29 de junio. Madrid, por ejemplo, batió los días 28 y 29 del mismo mes los récords absolutos de temperatura máxima para un mes de junio, con 39,1 y 39,7 grados. San Sebastián también se aproximó a los 40 grados el 30 de junio por el efecto multiplicador de los vientos del sur que, tras recorrer todo el interior peninsular, llegan al Cantábrico recalentados y disparan los termómetros. Este carrusel de temperaturas ocurre cuando el viento sopla de esa dirección.
Volviendo a la capital, Madrid se ha quedado a las puertas de los 40 grados en la primera ola de calor. En esta segunda podría volver a repetir esos valores o situarse en esa marca. En este punto, Aemet ha destacado que no es habitual encadenar dos olas de calor y que estas tengan lugar a finales de junio y primeros de julio. Lo que se considera 'normal' son los episodios de ola de calor en la canícula, que es el período que abarca entre el 15 de julio y el 15 de agosto, es decir, el núcleo duro del verano, pero no al principio o al final.
Si echamos la vista atrás, las olas de calor no son un fenómeno extraño. De hecho, desde 1975 hemos sufrido 28 episodios similares. Por destacar alguno, el más relevante fue el del verano de 2003 con 20 días consecutivos de ola de calor. Hasta ahora, los récords absolutos de temperatura datan de ese año con valores en torno a los 45 grados en ciudades como Córdoba o Badajoz.
Comportamiento anómalo
Por el contrario, en 11 ocasiones hemos disfrutado de veranos sin olas de calor. El último sin ir más lejos el de 2014. No solo no nos visitó ninguna sino que, además, ninguna estación oficial registró 40 grados en todo el verano. Este dato es importante porque también revela un comportamiento anómalo.
Que nos toque rescatar de la memoria un verano como el de 2003 o el de 1995 lo sabremos conforme avance el mes de julio y llegue el de agosto. Hasta ahora todo son conjeturas. El simple hecho de encadenar dos olas de calor no es indicativo de que el resto del verano vaya a ser igual de tórrido, aunque las previsiones que manejaba (y adelantó) Aemet apuntaban a un verano "ligeramente más cálido".
Lo que sí sabemos con certeza es que los modelos de predicción insisten en la estabilidad de esa masa de aire cálido de origen africano, la famosa dorsal que nos cubre en forma de campana, instalada sobre la Península y que se ha extendido al resto del continente europeo. Hasta 16 países han llegado a estar bajo avisos por calor el jueves 2 de julio.
Es llamativo, por ejemplo, que en la primera ola de calor del verano se hayan batido récords absolutos. Por ejemplo, París, registró el miércoles 1 de julio su segunda temperatura más alta desde 1873 (39,7ºC). Londres alcanzó su valor histórico más elevado hasta la fecha: 37,1ºC en el aeropuerto de Heathrow… y así una larga lista de ciudades europeas nada acostumbradas (a diferencia de nosotros) a valores tan extremos. Alemania y Suiza han sufrido también el rigor de los 40 grados.
Lo que también sabemos es que venimos de una primavera muy cálida. Mayo ha sido el más cálido en 50 años en España. Con marzo sucedió lo mismo. Con los datos del primer semestre de 2015 en la mano sí podemos afirmar que va camino de ser si no el más cálido del SXXI, el segundo o tercero.