Agosto es un mes perfecto para los aficionados a la Astronomía. Es verano y las temperaturas aún son cálidas de día y, durante la noche, descienden a valores muy agradables. Son unas condiciones idóneas para observar el firmamento. Generalmente, los cielos suelen estar despejados (salvo caso de tormenta). Esta situación permite contemplar a simple vista fenómenos como las Perseidas o la superluna y descubrir la bóveda de estrellas que nos acompaña cada noche.
Si tenéis oportunidad la mejor opción es alejarse de la ciudad a zonas algo elevadas y sin contaminación lumínica. Aunque popularmente esta semana es la más conocida para observar las perseidas, estas pueden verse desde finales de julio si bien es cierto que los mejores días son los previos a San Lorenzo: 12, 13 y 14 de julio. De ahí que también se las conozca popularmente como lágrimas de San Lorenzo.
Según esta leyenda, cuando los romanos estaban asando al mártir en la parrilla, este derramó lágrimas de dolor que se asociaron posteriormente a las estrellas fugaces que dejaba tras de sí el cometa Swift-Tuttle.
Y si te has preguntado en alguna ocasión por qué se llama perseidas a esta lluvia de meteoros es por algo tan sencillo como que pertenecen a la Constelación de Perseo. Cada año son fieles a su cita y coincidiendo con el final de la canícula (15 de agosto) llaman la atención de aficionados y curiosos que quieren pedir su deseo al paso de una de estas estrellas fugaces.
Esta lluvia de meteoros se la debemos a la trayectoria de la Tierra que, cada mes de agosto se cruza de lleno con la órbita del cometa Swift-Tuttle, que tarda 133 años en completar una revolución solar y cuya cola deja caer fragmentos que llegan a nuestra atmósfera a velocidades de 212.000 kilómetros por hora. Al entrar en contacto con ella y volatilizarse generan un enorme destello que es lo que nosotros conocemos como una estrella fugaz.
La Luna más bella
Ese choque eleva la temperatura del fragmento 5.000 grados en cada fracción de segundo. El resultado es un fogonazo en el cielo que, además, el 14 de agosto coincidirá con la luna nueva que favorecerá, si no llueve, que se dejen ver en el cielo con mucha facilidad.
Si en una noche normal podemos llegar a ver hasta tres estrellas fugaces a la hora, durante la lluvia de las Perseidas lograremos contemplar una por minuto, es decir, 60 a la hora. Y si, además, queréis clavar al 100% la visión de la famosa lluvia de Perseidas, un último consejo será orientarse hacia el Norte o Este, que es el punto donde se halla la constelación de Perseo en agosto.
Pero, este mes se reserva otra sorpresa para despedirse de los aficionados a la Astronomía porque a finales de agosto asistiremos a la tercera superluna de 2015 tras las de febrero y marzo.
Se llama superluna porque nuestro satélite alcanza su punto más cercano a la órbita terrestre, el perigeo, el día 30. Este fenómeno provoca un efecto óptico por el cual el tamaño aparente de la próxima luna llena será un 16% más grande del habitual y de su tamaño real. En consecuencia, su brillo también crece un 30% dando lugar a una de las lunas llenas más bellas del año. Perfecta para poner un punto y final redondo a las vacaciones de verano.
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* Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.