El Mundial de MotoGP está formado por 18 carreras repartidas por todo el mundo a lo largo de ocho meses (de abril a octubre). Los pilotos compiten en climatologías tan diferentes como el calor extremo del desierto de Qatar, las lluvias de los Países Bajos o las tormentas de los países asiáticos. Pero, ¿cómo les afecta todo esto?
El campeonato de motociclismo hace parada este fin de semana en Le Mans (Francia) donde podremos ver la primera carrera de la temporada con lluvia. Se esperan cielos cubiertos y hay anuncio de agua para los días previos al Gran Premio. Para la carrera del domingo se anuncia nubosidad y no se descartan precipitaciones moderadas.
El reglamento oficial del Mundial de MotoGP se actualiza temporada a temporada para buscar la máxima seguridad de los pilotos en condiciones meteorológicas adversas. Lo primero que realizan los pilotos al llegar a cada circuito es mirar el cielo.
Las carreras se pueden clasificar como ‘en seco’ (dry) o ‘en mojado’ (wet) y está decisión la toma Dirección de Carrera. Los pilotos se enteran del modo de carrera en la parrilla mediante un cartel (si no hay cartel es automáticamente en seco). El propósito de esta clasificación es indicar las consecuencias de las diferentes condiciones meteorológicas, lo cual, afecta a la elección de los neumáticos.
¿Qué pasa si empieza a llover a mitad de la carrera? Una bandera blanca agitada durante la carrera indica que se ha decidido declarar ‘en mojado’ una carrera inicialmente declarada ‘en seco’. Los pilotos pueden pasar por el garaje a cambiar de moto.
Casos más complicados
Otro de los aspectos con los que deben luchar los corredores es con el calor extremo. El Mundial hace escala en países como Qatar, Malasia o Australia donde las temperaturas a la hora de la competición son altísimas.
Las protecciones del mono, el asfalto y la propia moto se une al calor para elevar la temperatura de los pilotos hacia condiciones límite. Mantenerse hidratado o prevenir las insolaciones son dos de las claves para que todo marche bien durante las carreras.
Pero el Mundial de MotoGP aún nos deja un caso aún más complicado. En carreras como las que se celebran en Sepang o Motegi los pilotos se enfrentan a los caprichos climatológicos: en unos minutos se puede pasar del sol a lluvia torrenciales, todo con una sensación de humedad máxima. En estos casos los pilotos solo pueden tomar una decisión: meterse en el garaje y esperar que la lluvia pase.
Calor extremo, lluvia, viento, humedad… son palabras que los pilotos han aprendido rápido con la llegada del Mundial de MotoGP a todos los rincones del mundo. Recuerden, lo primero que se hace en un circuito es mirar el cielo.