Eric, el hijo de Rosa, desapareció hace dos años. La policía hizo una investigación exhaustiva, pero no encontró nada del pequeño. Su madre sigue intentando dar con él e incluso recurrió a una vidente… que le dio esperanzas.
La policía sabía que en estos casos lo normal es que la supuesta vidente quiere aprovecharse de la desgracia de la familia y sacarles el dinero. Pero cuando Rosa contactó con ellos les insistió en que no la había pedido nada y que solo quería ayudar. Aun así, el inspector jefe Santiago Abad, de la unidad de desaparecidos, no lo vio motivo suficiente como para reabrir el caso.
Carmen Fuentes perdió a su hijo hace años. También desapareció y ahora intenta salir adelante ayudando a otras personas en su misma situación. Aunque escéptica, decidió escuchar a Rosa y acompañarla a visitar a la vidente. Lo que allí descubrió hizo que el caso diera un giro de 180 grados: la mujer aseguraba no solo haber visto al fantasma del niño… sino que incluso le hizo una foto.
Cuando Rosa lo vio, llamó inmediatamente a la policía. No era un fantasma, era el verdadero Eric, que vagaba por el bosque.
Como Rosa sospechaba, había sido el padre del menor quien se le había llevado. Llevaban dos años viviendo en una cabaña en el bosque, pero el niño se había escapado y de vez en cuando, hambriento, llegaba a la casa de la vidente atraído por el olor de los dulces caseros que preparaba. Esa fue la manera de lograr que volviera a acercarse cuando Rosa y la policía ya le estaban esperando.
Tras un tenso momento en el que Eric intentó huir, finalmente acabó reconociendo a su madre y los dos se fundieron en un abrazo.