El quid de la cuestión reside en determinar si Sara es hija o no del padre de Virginia. Como no se han realizado unas pruebas de paternidad, hay que acudir al principio de posesión de estado, que consiste en “ser tenido por hijo por el padre a través de actos que determinan el reconocimiento libre y espontáneo por parte del padre”. En este caso, hay actos más que suficientes para determinarlo como los pagos mensuales a Sara y la conversación determinante que tiene con sus hijos para decirles que tienen una hermanastra. Además, la letrada cree que Virginia tiene una actitud mezquina al prohibir ese encuentro, ya que no hay constancia de que su padre se haya negado a que se produzca. Por tanto, Virginia está obligada a permitir que Sara pueda visitar a su supuesto padre en casa de Virginia.