Mariano y Damián eran muy buenos amigos hasta que el primero encontró un tesoro con joyas valoradas en 20.000 euros en un terreno que el segundo le había vendido hacía tan solo unos días. Hoy, ambos son los protagonistas en “De buena ley”, ya que Damián asegura que los objetos hallados pertenecían a su abuelo y no hay documento que acredite el cambio de propiedad de esas tierras, ya que solo se dieron un apretón de manos para cerrar el trato.