Ambos llegaron a través de un acuerdo civil a esta situación en la que Pedro le dejaba las llaves de su piso a Arturo por cincuenta euros y recibía una ventaja laboral en la que se le reconocía el trabajo con cierta facilidad respecto al resto de compañeros. Por otro lado, y sin que exista ninguna relación, Pedro no cumplió sus obligaciones faltando a su puesto de trabajo sin justificación alguna y por eso ha sido despedido justamente según la sentencia de Aitor Canales.