A falta de testamento, que no lo hay, y con el padre de Susana y Ana fallecido, las dos son dueñas de la herencia al cincuenta por ciento. La voluntad de Darío Jurado es que las hermanas lleguen a un acuerdo y decidan por su propia voluntad cómo se reparten cada una la mitad de los bienes. De no ser así, el juez hará la división al cincuenta por ciento como considere oportuno.