El letrado comienza su laudo explicando que muchos de los actuales bancos antes eran cajas de ahorros sin ánimo de lucro. La ley establece que quién firma un contrato tiene que saber lo que está firmando y que el notario estaba obligado de haberle comunicado a Charo lo que estaba firmando. Por tanto, el letrado no puede tomar una decisión hasta que se resuelva el proceso judicial que Charo tiene abierto con el notario y el banco no podrá desahuciarla hasta que salga esa sentencia.