Mari trae a una de sus sobrinas, Natalia, a 'De Buena Ley' para que inmediatamente retire la lápida que, según ella, daña el honor de su difunta hermana. Además, quiere que su sobrina y sus cuatro hermanos renuncien a la parte de libre disposición de la herencia de esa madre para la que sólo tienen palabras hirientes.
Natalia se niega a las pretensiones de su tía Mari. Ella asegura que su madre nunca les quiso, fue una madre estricta y manipuladora. Ni ella ni sus hermanas acudieron ni al tanatorio ni al entierro porque eso es lo que se merecía su madre. El texto de la lápida es una dulce venganza de sus hijos.
Aitor Canales resuelve este conflicto familiar en el que se cuestiona el daño moral que se le puede causar a un fallecido. El letrado estima que los hijos no tienen que renunciar a la herencia de su madre pero sí han de retirar la lápida y sustituirla por otra con un epitafio que no dañe el honor de su madre.