Es el caso de Rocío y Samuel, ninguno de los dos quiere hacerse cargo de su hijo y por eso acuden a ’De buena ley’. Rocío afirma no poder más con su hijo Iván de 16 años. Para ella es ya imposible convivir y educar a su hijo, un joven adolescente problemático que se salta a la torera sus obligaciones, que no respeta a su madre y que se pasa el día sin hacer nada. Samuel se niega en rotundo a asumir ninguna responsabilidad con Iván, más allá de la pensión de alimentos que paga religiosamente. ¿La razón de la actitud de este padre? Él nunca quiso un hijo, fue Rocío quien quería ser madre y al no poder biológicamente, se decidieron por la adopción. Iván es un joven adoptado. Llegó a casa de Rocío y Samuel siendo ya mayor y su comportamiento y la manera diferente de una y otro de educarle terminó con el matrimonio. Samuel no quiere responsabilizarse de Iván. Él ha rehecho su vida a su manera y no hay hueco para un niño tan conflictivo. Rocío, que ahora trabajo por las noches para llevar un sueldo a casa, dejando así a Iván a su libre y peligroso albedrío, acude desesperada al programa para que la ley le ayude.