En el capítulo titulado 'El monstruo en la caja', cuando Grissom abre un paquete en su oficina, descubre una maqueta de un nuevo escenario, por lo que es consciente de que el asesino en serie sigue perpetrando sus crímenes con total impunidad. El jefe de los forenses y Catherine examinan la miniatura, que muestra a una mujer muerta en su apartamento con un cojín sobre la cara y a su gato sin vida en una estantería. Willows, por su parte, observa que la maqueta contiene un periódico que indica que la fecha del asesinato es al día siguiente. Grissom facilita a su equipo todas las características del inmueble para que localicen la vivienda urgentemente.
Poco después, Nick llega al apartamento, donde encuentra a Bárbara Tallman, la posible víctima. El C.S.I. obliga a la mujer a abandonar el piso para que así puedan capturar al asesino. Sofia disfraza a una agente de policía como si fuera la anciana y le pide que se acomode en el sofá con un cojín sobre la cara. Cuando un hombre intenta abrir la puerta de la vivienda, la policía cree que es el criminal, pero en realidad se trata de Peyton, el hermano de Bárbara.
Horas más tarde, Sofia descubre que la agente encubierta y el gato de Bárbara están muertos. La autopsia realizada por Robbins confirma que la mujer y el animal murieron tras ser envenenados con monóxido de carbono. Nick regresa al piso y descubre una válvula de monóxido de carbono en la chimenea.
En el laboratorio, Sara investiga el pasado de Ernie Dell -el hombre al que los forenses consideraban autor de los crímenes- y constata que tiene un hijo llamado Mitch Douglas, que conocía a las cuatro víctimas. Mitch explica a la investigadora que su padre tenía más de una decena de niños en acogida, por lo que cualquiera de ellos podría ser el responsable de los asesinatos.