"Siempre llegamos tarde para conocer a la víctima"
ALBERTO RUIZ ÁLVAREZ
19/06/200814:33 h.Sara se lleva un susto de muerte cuando, al inspeccionar debajo de una cama en la escena del crimen, surge una mano que intenta atraparla. Resulta ser la sexta de las víctimas que, antes de morir, alcanza a balbucir algunas palabras sin sentido aparente: "Vino", "pecho", "Fin". Sidle acompaña a la moribunda en sus últimos estertores.
La criminalista se tomará como un reto personal encontrar el significado a lo que le dijo la chica, algo que considera vital para la resolución del caso. Lo cierto es que, pese a no ser ni mucho menos el asesino más desafiante al que se han enfrentado Grissom y compañía, en esta ocasión nuestros amigos andan bastante perdidos, dando palos de ciego, interrogando a ex novios y chulos de discoteca que no arrojarán ninguna luz sobre el misterio.
Afortunadamente es el propio asesino el que viene a ellos, disfrazado de víctima. La pobre Sara llega incluso a cogerle la mano mientras es trasladado al hospital víctima de una paliza, sin reparar siquiera en que el magullado desconocido se ha borrado 'quirúrgicamente' las huellas dactilares.
Un pasado traumático
En este capítulo Sara vuelve a sacar a flote ese lado sensible que todos sabemos que tiene, aunque siempre trate de ocultarlo tras una máscara de frialdad y cinismo. De alguna manera Sara se identifica con la chica que muere en sus brazos, lo que le hace implicarse en el caso de forma personal. Algo que ya ha ocurrido en más de una ocasión y que a punto ha estado de arruinar su carrera. Es el terrible bagaje que arrastra desde que era una niña: su madre mató en defensa propia a su padre, un borracho agresivo y maltratador.