El C.S.I. llega al lugar en el yace el cuerpo sin vida de una mujer mayor tras caer desde la ventana del salón de su casa. En el escenario, los forenses encuentran un vaso de licor vacío en el suelo. Brass descubre una habitación con una cama deshecha en la parte trasera de la vivienda, mientras Catherine halla numerosos botes de pastillas en el dormitorio de la víctima.
En el laboratorio, el doctor Robbins determina que la mujer murió desangrada, a pesar de que padecía cáncer. Catherine constata que la medicación hallada no es para mitigar el dolor y descubre varios trozos de cristal en el cuarto de lavar. Brass interroga a Henry, el inquilino de la víctima, que resulta ser su sobrino. El joven asegura al detective que él estaba en el cine cuando murió su tía. Aunque Jim observa varias marcas en sus brazos, el análisis efectuado en el laboratorio revela que no hay vestigios de narcóticos en el joven ni restos de sangre en su ropa.
Poco después, Henry lleva a la sede del C.S.I. una maqueta en miniatura del crimen de su tía. Hodges, por su parte, constata que el licor que la víctima bebió antes de su muerte estaba envenado con nicotina líquida.
Mientras tanto, Greg acude al juzgado para colaborar con la investigación que ha abierto el juez. Un jurado será el encargado de decidir si la muerte de Demetrius James, el joven pandillero, fue un acto criminal o en defensa propia. Posteriormente, Sofia, Nick, Warrick y Robbins suben al estrado a declarar. Durante el proceso, se descubre que Sanders había ingerido alcohol antes de la pelea. El forense explica al jurado que él solo había bebido un vaso, hecho que le permitía conducir según la ley.