Los mensajes del contestador de Zoe llevan a los investigadores hasta Betz, una clínica donde la joven participaba en unas pruebas médicas antes de su desaparición. Jacob Wolfowitz, el técnico que dirigía los tests de Kessler, afirma que la última vez que vió a Zoe fue una noche cuando acudió al centro para someterse a un estudio del sueño.
Unas plantas genéticamente modificadas y la localización de un bunker quirúrgico escondido ofrecen más datos sobre las peligrosas pruebas en las que intervenía la hija de Lady Heather. Tras encontrar un tendón en la dentadura de la víctima, el equipo del C.S.I. sospecha que Zoe tomó medidas desesperadas para escapar. Posteriormente, Grissom se reúne con Lady Heather para determinar hasta dónde llegará ella a la hora de vengarse.