El agresor condujo a su víctima a una carretera desierta donde la violó. Con ayuda de las descripciones de la mujer, el forense elabora un perfecto retrato del sospechoso. Tras esto, la policía arresta al psicólogo Todd Coombs como presunto culpable.
Warrick vincula la descripción del ataque y las pistas localizadas en la escena del crimen con el asesinato de otra mujer en el mismo vecindario, por lo que el equipo sospecha que se encuentra ante un peligroso criminal. Sin embargo, después de que Grissom toma muestras del ADN del doctor Coombs, Greg prueba que es imposible establecer un nexo aunque sí se podría afirmar que el sospechoso tenga relación con el psicólogo, quizá se trate de un familiar.
El equipo del C.S.I localiza a cuatro de los cinco hermanos de Coombs, y mientras se intenta involucrar a uno de ellos en el caso, Linley insiste en que se ha cometido un error y han liberado al hombre que casi le asesina.
Desesperada, la víctima compra una pistola y llama a Catherine para pedirle que acelere el proceso. Antes de que cuelguen, un extraño ruido al otro lado del hilo telefónico alertará a la agente. En el vecindario, el coche de la víctima aparece destrozado y su dueña se encuentra desaparecida. El equipo del C.S.I. emplea un sistema de GPS para localizar a Linley a través del teléfono, sin embargo, cuando consiguen encontrarla será demasiado tarde: ha sido violada nuevamente, y en esta ocasión, estrangulada hasta la muerte.
La finca en la que es hallado el cuerpo pertenece a la familia Coombs, donde se localiza al quinto hermano y el coche de la otra víctima. Aunque todo señala a Todd como responsable de los hechos, Grissom continuará investigando en otras direcciones.