Según un experto en lenguaje corporal que analizado los gestos de la ya expareja, la infanta Cristina es un caso claro en el que, siendo una persona de interés público, se odia profundamente convertirse el centro de atención. Cuando la hermana del rey Felipe tuvo que pasar por delante de los periodistas antes de declarar ante el juez por la imputación de su marido en el Caso Nóos sus gestos eran tensos, su sonrisa completamente forzada y sus movimientos rápidos para salir de aquella situación lo antes posible.
Una vez en la sala, la infanta evitó en todo momento mirar a los ojos al juez y mantuvo en todo momento un tono de voz bajo, calmado para llamar lo menos posible la atención de los presentes.
Iñaki Urdangarin sin embargo demostró tanto en “el paseíllo” ante los periodistas como en su declaración en sala un tremendo nerviosismo. El exduque de Palma fruncía el ceño constantemente y contestaba con altibajos en el volumen de su voz, algo que deja claro que se siente profundamente incómodo con la situación.