Suecia se alía con la suerte ante Suiza para meterse en cuartos (1-0)
Decía Luis Aragonés antes de la final de la Eurocopa de 2008 que estos partidos los ganan los equipos que están más seguros de lo que tienen que hacer. Pues bien, ése equipo ha sido Suecia en el penúltimo partido de octavos del Mundial. Los suizos, que llegaban como ligeramente favoritos, no han sabido materializar en ocasiones claras el dominio del centro del campo.
Las dos selecciones han saltado con la idea fija de atacar el área rival sin contemplaciones. En los primeros minutos ha sido Suecia la que ha llevado más peligro. Pero a partir de los 25 minutos de juego, los suizos han tomado el control de la pelota y del ritmo del partido. El control sí, no las ocasiones. La primera clarísima ha llegado al borde de la media hora, un balón muerto en el área lo ha aprovechado Berg para tirar cruzado obligando al portero de Suiza a hacer una de las paradas del Mundial.
El partido, tras la ocasión, ha vuelto por los mismos fueros. Y como si la ocasión sueca hubiera servido de toque de atención, al control y dominio de la pelota le han sumado los helvéticos verticalidad y más presión sobre el área. Un tiro lejano de Dzemaili ha pasado muy cerca por encima del larguero. Ha sido la última clara del primer tiempo.
Tras la reanudación, los suizos han seguido teniendo la posesión pero nuevamente sin peligro real. Y los suecos a lo suyo. Dejar llegar al rival hasta campo propio para robar y salir con velocidad. Y por ahí ha llegado el gol. Balón manso en la frontal del área que Forsberg ha chutado a puerta con la fortuna de que ha pegado en un defensa desviándolo a las redes. Quedaban poco más de 20 minutos para los suizos.
Ha reaccionado bien Suiza, metiendo dos cambios ofensivos enseguida, y lanzándose (no le quedaba otra) sobre el área nórdica sin contemplaciones. Pero como éste ya estaba siendo el guión del partido, los suecos solo han tenido que seguir jugando igual. El contraataque como bandera. No le ha servido para matar el partido pero sí para dejar pasar el tiempo sin cansarse para desesperación suiza. Así ha llegado el final del que, tal vez, haya sido el partido más deslucido de los octavos.
El análisis del partido