Dani Alves atraviesa el peor momento de la temporada. El lateral brasileño del PSG se pierde el Mundial de Rusia tras lesionarse la rodilla durante la final de la Copa de Francia a falta de solo cinco semanas para que comience la cita mundialista.
Alves, que soñaba con disputar el Mundial, se ha sincerado en una carta que ha escrito en 'The Players Tribune' en la que muestra su lado más personal y emotivo. No quiere que la gente sienta lástima por él, además, reconoce que desde el primer instante supo que no podría estar con Brasil.
"Cuando sentí dolor en mi rodilla, mi alma salió de mi cuerpo. Yo supe, a partir del momento en el que caí sobre el césped, que no iba a conseguir estar en el avión para la Copa del Mundo. En el vestuario, los médicos del PSG me dijeron que teníamos que esperar hasta el día siguiente para obtener los resultados de algunos exámenes médicos, pero yo ya sabía en mi corazón que se había acabado".
"Todos aparcieron celebrando la Copa de Francia, pero no quise demostrar ninguna emoción negativa hacia mis compañeros de equipo, si tú conoces a Dani Alves, sabes que soy un tío feliz. Entonces, estaba sonriendo e intentando disfrutar pero todos veían la expresión de mis ojos y sabían que algo no iba bien".
"Solo he llorando una vez y fue cuando estaba solo. Dejadme que os diga una cosa: no quiero que nadie llore por por mí. No quiero que nadie sienta pena por mí. He vivido mis sueños. Dani Alves no va a la Copa del Mundo de Rusia, pero soy un tío feliz".
"Voy a ver a Brasil del mismo modo que acostumbraba a verla cuando era un niño en la granja, solo que ahora mi televisión será mucho más grande. Mi padre era un enfermo del fútbol, estaba obsesionado. Tenía una pequeña tele que era todo para él. Me acuerdo que durante la Copa de 1994 nuestra casa era como el centro del mundo".
"Nadie en nuestra cuidad tenía lugar para ver los partidos así que los partidos se veían en mi casa. Era como si se convirtiera en un mini estadio de fútbol. Imaginad 50 personas delante de una tele pequeña, saltando, gritando y montando la fiesta".
"Cuando Brasil jugaba era como si estuviéramos en el campo de verdad. En Inglaterra, Francia y Alemania aman el fútbol pero solo están mirando. Ellos son apasionados pero solo miran. En Brasil, no solo estamos mirando, nosotros estamos jugando".
"Noto la diferencia cuando tenía 10 años y veía a Cafú y a Romário por aquella televisión pequeña. Cuando ellos atacaban, nosotros atacábamos con ellos. Cuando ellos defendían, nosotros defendíamos con ellos. Era como si estuviésemos jugando".
"En Brasil, las personas dicen que el fútbol es un tipo de experiencia religiosa, pero es mucho más parecido a una experiencia física. La Copa del Mundo era una cosa del otro mundo. Todo paraba. Brasil entero estaba unido, viviendo cada momento uno con otro".
"En Brasil, las personas saben muy bien la clase social a la que ellas pertenecen, pero durante la Copa del Mundo, ves gente de la clase alta y de la clase baja a las que no le interesa el estatus. Es como si, por cuatro semanas, todos nos colocásemos la camiseta de la selección brasileña y todos fuésemos la misma persona".
"Recuerdo la primera vez en 1994 cuando dije: "Yo quiero vivir lo que Romário está viviendo. Quiero estar en la televisión usando esa camiseta amarilla. Yo he conseguido vivir ese sueño a partir de los 18 años. He usado la camiseta amarilla y verde. He derramado sangre por mi país".
"No me considero un veterano. Como vosotros podéis ver, tengo un espíritu de 13 años de edad. Quién sabe, cuando la Copa del Mundo de 2022 esté próxima, estaré luchando por un espacio en mi equipo. Mi cuerpo tendrá 39 años pero mi espíritu habrá cumplido 17".
"Si no ganamos la Copa del Mundo, no voy a salir gritando. Por primera vez, prometo, estaré callado. No habrá palabras de Dani Alves. No diré nada, solo estaré llorando".