Joachim Löw ha venido al Mundial de Rusia con una filosofía clara: mantener el mismo centro del campo que en los últimos tiempos, el mismo que en el Mundial de Sudáfrica 2010 más concretamente. Una apuesta arriesgada que tomaba forma con la no convocatoria, sorprendente para todos, de Leroy Sané. El primer partido de la vigente campeona en la Copa del Mundo ha dado síntomas de desgaste en el centro del campo.
Khedira, Özil y Kroos son los tres centrocampistas en los que el seleccionador alemán confía para llevar la batuta del juego de Alemania, sin embargo, ante México estuvieron desaparecidos y descolocados. Khedira fue, con diferencia, el peor de los tres. 52 pases en todo el partido y menos de un 78% de acierto de pase. Özil dio 75 pases y Kroos, unos pocos más, 85. No funcionaron individualmente y tampoco entre ellos y es que no se les vio trenzar jugadas como nos tienen acostumbrados.
Sus mapas de calor muestran como a penas tuvieron incidencia en el centro del campo y como abandonaron su posición de centrocampistas para volcarse en las zonas de tres cuartos de cancha. El gráfico de posiciones medias acentúa aún más el adelanto, quizás excesivo, se sus posiciones. Los tres muy cerca, dejando muchos espacios en el centro del campo.
Joachim Löw estará en el punto de mira y es que en Alemania va a pesar mucho la decisión de no convocar a Leroy Sané y de no dar ni un sólo minuto a Gündoğan, dos jugadores claves en el Manchester City de Pep Guardiola campeón de la Premier League y la copa inglesa.