Llevamos una vida de lo más ajetreada: el estrés, las prisas, el trabajo, los compromisos, las preocupaciones… invaden nuestro día a día y es difícil encontrar un momento para parar y dedicarnos a nosotros mismos. Eso es lo que nos propone el mindfulness: atención plena en el momento presente.
Nuestra mente suele perderse en el pasado o en el futuro y prestarle poca atención al presente. El mindfulness propone que pongamos nuestros cinco sentidos en el ahora, aceptando lo que está ocurriendo sin juicios ni valoraciones. Esto vale no solo para disfrutar de los buenos momentos de la vida, sino también para los desagradables, evitando que nos perdamos en el sufrimiento añadido de qué va a pasar, cómo nos afectará mañana o cómo seremos capaces de sobrellevar la situación. Lo que importa es el ahora porque el mañana, por muchos pensamientos en los que nos perdamos, puede no darse como creemos. El mindflulness propone centrarnos en lo que vivimos en este momento, sin añadirle nada más.
La ciencia ha demostrado que la práctica del mindfulness tiene muchos beneficios tanto a nivel físico como mental, entre los que se encuentran:
El mindfulness se basa en calmar la mente y en centrarnos en el ahora, lo que aporta una gran sensación de paz a nivel físico y mental. Por ello es una herramienta muy utilizada para combatir la ansiedad y el estrés. De hecho, hay estudios que afirman que el mindfulness reduce nuestros niveles de cortisol, la hormona del estrés.
El mindfulness nos inicia en un camino de autoconocimiento que nos permite conocernos mejor, así como aceptarnos tal y como somos, sin juicios y acallando la crítica interna.
El mindfulness nos ayuda a identificar mejor las emociones que sentimos, además de a aceptarla sin juicios y sin querer cambiarla. Esto nos permite gestionarlas mejor y hacer menos probable que nos desborden.
El mindfulness es un estilo de vida que requiere práctica y entrenamiento. El hecho de se capaces de llevar nuestra mente al momento presente aumenta nuestra capacidad de concentración en lo que estamos haciendo. Poco a poco iremos entrenando a nuestra mente para que permanezca más y mejor concentrada en lo que estamos haciendo, ya sea trabajar, leer, estudiar… Es inevitable que los despistes y las distracciones sigan apareciendo, pero el mindfulness nos permite identificarlos más fácilmente y no castigarnos por ello, simplemente aceptarlo y seguir adelante.
A más concentración, más memoria. La ciencia afirma que la práctica del mindfulness provoca un aumento en el volumen de la materia gris del cerebro y de zonas ligadas a la memoria y al aprendizaje, como el hipocampo y la corteza cerebral.
El estado de calma que se logra con la práctica del mindfulness puede tener efectos directos sobre el sueño. Una de las causas del insomnio es que la mente de las personas que lo sufren no para de darle vueltas a las cosas cuando se echan en la cama. Con el mindfulness, la mente está mucho más calmada y poco a poco vamos aprendiendo a no enquistarnos en nuestros pensamientos.