Sin apenas dormir y convencido de que su paso por ‘Cámbiame’ no iba a ser solo un cambio de imagen, Gustavo González se ha sentado junto a Cristina Rodríguez y Moncho Moreno y se ha abierto en canal: “Hoy voy a cambiar mi actitud, he sido pasivo y complaciente y creo que ha sido un error porque he alimentado un poco lo que está pasando, no digo que la culpa sea mía… Yo no me siento culpable de lo que está pasando”. El colaborador de ‘Sálvame’ tiene la sensación de que “Un punto o dos de audiencia han dado pie a que se dinamite mi vida hasta límites indecentes… Si yo no he abierto esa puerta de mi intimidad, no habría por qué abrirla". Cristina Rodríguez está enganchadísima a su historia de amor con María Lapiedra y la ristra de amantes que han salido a la luz tras su separación y ha querido saber si es verdad todo lo que se dice, pero Gustavo ha sido muy claro: “Más bien he estado con pocas mujeres en mi vida”.

Ni 29.000 ni 100, Gustavo González le ha explicado a Cristina que él ha estado con muy pocas mujeres en su vida y que querer solo ha querido a tres “He querido a tres mujeres en mi vida, a mi mujer, a mi primera novia y a María y de ahí no quería salir”. Aunque no está dispuesto a convertirse en una canción de Chimo Bayo e ir una a una diciendo está sí, está no a todas la mujeres que han saltado a la palestra para contar públicamente sus posibles affaires sexuales con él, Gustavo quiere acabar con esta situación y dejar de sentir que “Me he convertido en un punto o dos de audiencia”. El colaborador de ‘Sálvame’ asegura que no está siendo nada fácil y que “No voy a ser feliz hasta que no cierre todas las heridas que he abierto en los míos” de hecho, ha tenido que comenzar a tomar pastillas para dormir. Gustavo se arrepiente de muchas cosas, pero hay otras de las que no se siente responsable: “Me arrepiento de muchas cosas, pero de las tías que están saliendo a la luz… ¿Yo soy responsable”.

Cristina Rodríguez no se ha perdido ni un capítulo del culebrón Gustavo, María Lapiedra y los Ángeles de Gustavo y ha querido profundizar más en quién es realmente el colaborador. Mañana se cumple un año de la muerte del hermano de Gustavo y él nos ha hablado con muchísima emoción de que ha supuesto algo así en su vida y de cómo decidido dar un paso al frente “La muerte te hace decidir vivir lo que te queda con intensidad”. Ya con los sentimientos a flor de piel, Gustavo ha querido que aunque él parezca el único culpable de toda esta situación, lo que está intentando es no hacer más daño a nadie y por eso se pone una coraza: “Estoy harto de que me digan que parezco la víctima y que quiero dar pena, por eso intento parecer más duro”. Incluso, ha conseguido emocionar a Cristina al confesarle que hay cosas que nunca contará: “Hay cosas que me he guardado y que me siempre me guardaré que harían entender un poco más la historia”.

Antes de lanzarse con el fitting, Cristina Rodríguez ha querido conocer un poquito más a Gustavo González y los dos han terminado con lágrimas en los ojos. El colaborador de ‘Sálvame’ le ha enseñado sus tatuajes, que son un símbolo de su familia que jamás borrará y le ha explicado a la estilista que es parte de su vida y que aunque pueda tener sentimientos encontrados, no le hace daño recordar nada de lo que ha vivido con su exmujer y sus cuatro hijos. Ya que estaban hablando del cuerpo de Gustavo, él le ha confesado a Cristina que no entiende por qué le gusta a María Lapiedra.

El gran cambio de Gustavo

Gustavo González llegó a ‘Cámbiame’ con la sensación de que en él había poco que cambiar, pero con la necesidad de cambiar por dentro y por fuera. Venía dispuesto a dejarse hacer por Cristina Rodríguez y Moncho Moreno y ha dejado que los estilistas le convirtieran en un nuevo hombre que está dispuesto a dar un golpe en la mesa y acabar con el Gustavo compasivo y paciente. A María Lapiedra le ha encantado su nueva imagen, Carlota Corredera le ha dicho que se había quitado 10 años de encima, pero Fiona ha tenido la sensación de que le gusta más el Gustavo machote de las camisetas y Pelayo que parecía Míster Potato con las gafas que le habían puesto.