Elena nos ha dado una lección de madurez a todos. Con una templanza admirable, nos ha contado que, en los dos últimos años, ha perdido a su madre y a su abuela, cuando las tres eran, como ella dice, "una piña". Esta jovencita ha pedido un cambio porque ha estado tan triste, que ya ni siquiera se arregla. ¡Ahora está en buenas manos; las de Natalia!.