Después de la repentina muerte de don Octavio y del accidente inesperado que sufre Javier, mano derecha de Octavio y hasta el momento gerente de la finca, los Vallejo se plantean seriamente qué va a pasar con el futuro de la empresa familiar.
Alguien tiene que asumir la gerencia y por el momento es un misterio. Las opiniones se dividen en si debe ser alguien de la familia o no. Y, en caso de que finalmente sí lo sea, las opiniones se dividen aún más entre Iván y Sebastián.
El propio Iván quiere ocupar el puesto y Sebastián está dispuesto a aceptar que así sea. Pero Marcela no está para nada conforme: “Yo pienso que tiene que ser Sebastián”. Doña Julia les recordaba lo bien que Octavio hacía su trabajo y Marcela opinaba de nuevo: “Por eso mismo, si estamos buscando quién se parece más a papá yo insisto, es Sebastián”.