Los Vallejo se encuentran reunidos hablando de la futura gerencia de la empresa familiar cuando, de pronto, Margot les interrumpe para anunciarles algo: “En la puerta hay un joven que está preguntando por la señorita Marcela”.
“¿Lemarcus?”, pregunta ella de lo más sorprendida. Margot asiente y ella pega un grito que le da la energía suficiente para levantarse y salir corriendo. Al reencontrarse, la pareja se da un enorme abrazo que no consigue terminar, acompañado de continuos besos. Llevan tres meses sin verse y ahora ya no quieren separarse.
Y, aunque su llegada ha sido todo un regalo para Marcela, parece ser que no lo es tanto para doña Julia e Iván, que incluso afirman que su llegada “es lo que faltaba a todo esto”.