En el entierro del patriarca de los Vallejo, una de las familias más poderosas del gremio caficultor, Gaviota conoce a Sebastián, uno de los hijos del fallecido que ha regresado a Colombia tras haber residido varios años en Estados Unidos.
Desde el primer cruce de miradas, surge entre ellos una irresistible atracción, que avivará la llama de un amor apasionado e imposible entre dos personas que pertenecen a mundos completamente opuestos: él, acostumbrado a moverse entre las élites neoyorquinas y ella, una joven campesina de origen humilde.
En una primera cita totalmente improvisada, que surge cuando Sebastián salva a Gaviota de su hermano Iván cuando intentaba abusar de ella, los dos jóvenes se besan apasionadamente antes de despedirse.
Aunque la atracción entre ellos es evidente y la conexión surgió desde que se vieron por primera vez, ambos saben que este beso puede complicarles mucho la vida.