Me dijeron que era el lugar más bonito del mundo, y, la verdad es que cuando pisas esa pasarela azul rodeado de gente gritando tu nombre y recorres la Ciudad de las Artes y las Ciencias en el último kilómetro de carrera, se convierte en la meta más espectacular que he visto.
Y sus cifras no son menos: más de 32.000 corredores, más de 2.000 voluntarios, 300 periodistas acreditados, y lo más importante, se estima que 200.000 personas animando en las calles. ¡Un despliegue extraordinario!
Es uno de los diez mejores maratones del mundo y por ello también nuestra carrera más internacional con corredores de hasta 101 nacionalidades distintas: Líbano, Barbados, Estonia, Australia… los ganadores de este año en los 42k fueron Kinde Atanaw Alayew (2h03:51) y Roza Dereje (2h18:30), y se batió nuevo Récord del Mundo en 10K gracias a Joshua Cheptegei.
Y es que esta es una carrera muy agradable y óptima para debutar. El clima es estupendo, tuvimos sol y una temperatura de 15-16ºC durante todo el trayecto, además de poca humedad y apenas viento. Es un circuito llano y rápido, sin curvas… ¡durante el recorrido mi reloj registró sólo 10 metros de desnivel!
Además recorres una ciudad preciosa y tienes a tu disposición una organización impecable que cuida hasta el último detalle.
Y lo que para mí es el mejor regalo de esta maratón: terminar la carrera y poder darte un baño en el Mediterráneo. ¡Eso sí que no tiene precio!
Un día que sin duda no voy a olvidar. Gracias a todos los que lo habéis hecho posible, en especial a la Clínica Santomé y a su gran equipo de profesionales y a mi compañero Matias Prats por este reportaje.
¡La meta os espera!