El guardián de los océanos
En el pasado año Australia perdió un 67% de su Gran Barrera de Coral. La población mundial de tiburón martillo ha descendido un 90% en los últimos treinta años. Existe una isla de basura en el Pacífico más grande que la Península Ibérica.
Estos son algunos de los datos con los que arrancó la singular rueda de prensa que tuve la oportunidad de moderar el pasado 18 de mayo en el Club Alma, en el centro de la capital.
Una mesa redonda más que necesaria para entender el momento tan crítico que están viviendo los océanos del planeta, a consecuencia de la acción del ser humano.
Durante el acto entrevisté a tres grandes del mundo marino: Jerome Delafosse, Brand Ambassador de Oris y documentalista marino; el fotógrafo submarino Francis Pérez, ganador del premio World Press Photo de este año en la categoría de Naturaleza; y Eugenio Fraile, oceanógrafo y primer investigador del Proyecto Vulcano en la Isla de El Hierro.
Con ellos tuve la suerte de compartir experiencias y de profundizar un poco en las causas y medidas que se deben tomar de forma inminente.
Es fundamental que conozcamos la existencia y la gravedad del problema para empezar a concienciarnos de que la vida como la conocemos puede acabar mucho antes de lo que imaginamos.
Actualmente los océanos están siendo contaminados de varias formas: principalmente porque actúan como un sumidero absorbiendo cantidades ingentes del CO2 que producimos; y por supuesto, por las toneladas diarias de basura y plásticos que se vierten en el agua.
La primera causa tiene dos consecuencias directas: el calentamiento del agua y su acidificación, o cambio de PH. Estos cambios generan la destrucción de miles de corales y de especies calcáreas, así como alteraciones muy importantes en el comportamiento del ecosistema marino: muchos seres vivos se ven obligados a emigrar a otros lugares donde las condiciones sean óptimas para su existencia.
Todo esto ya es evidente en los fondos marinos, en muchas inmersiones es fácil encontrar zonas donde el coral que queda está completamente blanco y destruido, y por tanto, sin vida en el arrecife.
Las mutaciones en las condiciones del agua también están generando que ciertos tipos de algas diminutas se estén volviendo tóxicas, tanto para los moluscos que se alimentan de ellas como para los seres humanos que los consumimos. Un problema muy grave que a largo plazo afectará de lleno a nuestras cadenas alimentarias y a nuestra salud.
El otro gran problema es la basura: los plásticos pasan décadas vagando por los océanos y destruyendo vida marina.
Gracias a esta fotografía de Francis Pérez, tomada al sur de Tenerife, hablamos sobre cómo las distintas prácticas de pesca afectan de forma clara a miles de especies.
Durante el acto también tratamos un tema con el que estoy especialmente sensibilizada: la despoblación de los tiburones. No nos damos cuenta de las graves alteraciones que sufriría nuestro planeta si esta especie desapareciese.
Los tiburones son indispensables para que el ecosistema marino funcione porque son el principal depredador de los peces carnívoros. Si éstos no tuvieran depredador terminarían con los peces herbívoros y por tanto sería el fin de la pesca como la conocemos y en consecuencia las algas comenzarían a crecer sin control en todos los océanos del planeta. Si nos paramos a pensarlo, asusta.
Los tiburones actualmente están amenazados por la pesca, por su mala fama (que sigue matando cientos de ejemplares cada año), y porque en muchos casos se ven obligados a emigrar en busca de alimento debido a que el ser humano habita cada vez más lugares, la contaminación es cada vez mayor y las prácticas de pesca cada vez más perjudiciales.
Todo esto es una realidad que está transformando el ecosistema marino cada día y que también podemos frenar con pequeños gestos: dejando el coche en casa y utilizando el transporte público o la bicicleta, subiendo las escaleras andando, parando de comprar bolsas de plástico o comprando atún pescado de forma sostenible.
También es primordial que asociaciones y marcas privadas tengan iniciativas ecologistas como éstas que ayuden a dar visibilidad al problema. Por ello me gustaría agradecer de nuevo el fuerte compromiso de Oris con la conservación de los océanos y el futuro de las especies marinas en peligro de extinción.
Gracias a Oris por contar conmigo en esta ocasión tan especial y a mis queridos Cuco Cuervo y Álvaro Puerto por vuestras geniales fotografías.