Este año tenía una visita pendiente al Valle de Tena en pleno invierno con el objetivo de probar algunos de los muchos deportes que podemos practicar en la nieve.
Concretamente en este post os voy a hablar de mi experiencia con las raquetas de nieve, una actividad que llevaba mucho tiempo queriendo hacer por mi afición a la montaña.
Tuvimos la gran suerte de emprender la ruta una mañana en la que amanecimos con medio metro de nieve nueva en un enclave de espectacular belleza: el Balneario de Panticosa, a más de 1600 metros de altitud. El paisaje, como veis en las fotografías, era absolutamente idílico porque después de la intensa nevada salió el sol, no había viento y la temperatura era perfecta.
Las raquetas son una especie de plataforma en la que se acoplan las botas de montaña para ampliar nuestra superficie de pisada sobre la nieve. Están fabricadas normalmente de metal ligero o plástico y tienen crampones en la suela para fijarse a la nieve dura o al hielo y no resbalar. Son muy cómodas porque permiten llevar el talón liberado en las subidas o rectas, y para más seguridad lo podemos fijar por completo en bajadas pronunciadas. Este deporte se realiza con nuestras botas de montaña, siempre con un calzado que no cale.
También nos harán falta unos bastones, indispensables para equilibrar la marcha.
Realmente es un artilugio muy seguro que te permite caminar normalmente por la nieve y hacer rutas de senderismo o alpinismo que de otra forma serían inaccesibles en invierno.
Desde que nos calzamos las raquetas comenzamos la ruta sorprendidos de la sencillez con la que avanzamos, ya que no hace falta aprender ninguna técnica especial y la sensación de caminar por la nieve recién caída es muy agradable.
Es además un deporte apto para todas las edades y que no requiere de una gran condición física para disfrutarlo, ya que existen infinidad de rutas fáciles que podemos realizar con un guía de montaña.
Y por supuesto, también os animo a realizar ascensos más exigentes que os darán la oportunidad de alcanzar lugares únicos como estos.
Infinitas gracias a Panticosa Activa y Grupo Aramon por hacer posible esta aventura, a Head por la equipación, y a mi fotógrafo, Álvaro Puerto, por este reportaje de película.