RENUÉVATE
Estamos llegando al final de una primavera muy inestable; tras un invierno muy seco estos meses están siendo especialmente grises y lluviosos. En alguna ocasión os he contado que el tiempo afecta mucho a mi estado anímico, y no ver el sol durante varias semanas está poniendo todo un poco cuesta arriba. Es la primera vez que siento algo parecido a eso que conocemos como “astenia primaveral”, algo en lo que ni siquiera creía, pero esta estación me está dejando agotada. Y es que llega el final del curso y estamos cansados después de otro año de duro trabajo, de madrugar, de los atascos… del ritmo frenético que nos imponemos. Y el primero que lo nota es nuestro cuerpo, al que quizás no hemos cuidado demasiado.
La buena noticia es que dentro de poco volverá a brillar el sol, nos recargaremos de Vitamina D y gracias a pequeños hábitos conseguiremos volver a sentirnos renovados, y #guapospordentroyporfuera.
En este y en próximos post os iré dejando consejos alimenticios, de entrenamiento y de vida para recuperar el equilibrio, la forma, las ganas y la confianza en nosotros mismos.
Hoy empezamos con una serie que podéis incorporar a vuestra rutina, poco a poco, aunque no hagáis deporte habitualmente. Os ayudará a tonificaros, a recuperar un poco de forma de cara al verano, y sobre todo, a sentiros bien con vosotros mismos.
No os llevará mucho tiempo y si sois constantes os aseguro que notaréis los resultados: os encontraréis más ágiles en vuestra vida diaria, sin molestias en la espalda y con un cuerpo cada vez más fuerte y bonito.
Yo las suelo hacer antes de nadar o cuando llego de correr; en cualquier piscina o en casa podéis coger una colchoneta y dedicar diez minutos a estos ejercicios. Recordad que en este tipo de abdominales la mirada debe dirigirse al techo y entre el pecho y la barbilla debemos sujetar una pelota de tenis imaginaria.
Comenzamos tumbados boca arriba con las piernas formando un ángulo de 90º, manos enlazadas detrás de la nuca y elevamos la cabeza hasta que se separen los omóplatos de la colchoneta. Para aumentar la intensidad del ejercicio podemos estirar los brazos a lo largo del cuerpo paralelos al suelo.
El mismo ejercicio que antes pero estirando las piernas hacia el techo. Podemos estirar de nuevo los brazos para aumentar la intensidad.
Con los brazos estirados por encima de la cabeza y las piernas en la misma posición que en el primer ejercicio, llevamos el peso de ambas a los lados de la colchoneta gracias a la fuerza del core.
Tumbados boca arriba, colocamos las manos bajo los glúteos con las palmas hacia abajo y las piernas estiradas, y las subimos y bajamos a la vez, cuanto más lento mejor y sin apoyarnos en el suelo.
Mantenemos las piernas estiradas sin tocar el suelo y entrelazamos las manos detrás de la nuca. Este es un ejercicio muy completo y dinámico, acercamos codo izquierdo a rodilla derecha y viceversa sin pausas y manteniendo la pierna que estiramos sin tocar el suelo (como se aprecia en la foto).
Sentados sobre el sacro, ponemos en práctica nuestro equilibrio subiendo las piernas y elevando los brazos paralelos al suelo. Trabajaremos los músculos del abdomen y la espalda, fundamentales para mantenernos ágiles y sin molestias.
Con un poco de práctica, podréis estirar las piernas, manteniéndolas activas con los dedos de los pies apuntando hacia delante y la espalda recta. En esta postura también reducimos la grasa de la cintura.
Permaneceremos en ella medio minuto, respirando normalmente, e iremos aumentando el tiempo hasta llegar al minuto.
Siempre terminaremos con una sesión de estiramientos completa.
¡Feliz entrenamiento! :)
Infinitas gracias a mi querida editora @LurdesCalvo, por inspirarme siempre, por su paciencia, sabiduria y vocación.
Agradecimientos a las Escuelas de San Antón por su amabilidad y predisposición.
Fotografías: luisruiz.com