Empezando a correr
En el último año muchas amigas han decidido empezar a correr y se han lanzado a la calle con cualquier zapatilla, olvidándose de calentar (y posteriormente estirar) y han acabado al día siguiente sin poder moverse de las agujetas y la mayoría con molestias o lesiones en rodillas y tobillos… ¿os suena?
Tenemos que tratar al cuerpo con cariño ya que sólo tenemos uno: unos tendones, unos músculos, unos huesos… que si los cuidamos bien lograremos que se pongan fuertes y resistan lo que haga falta. Debemos hacer deporte con sentido común y no forzar o exigir al organismo más de lo que pueda dar en cada momento.
Habréis oído que lo bueno del running es que es un deporte “barato” y tiene la ventaja de que lo puedes practicar en cualquier lugar. En lo primero no estoy muy de acuerdo, pero lo segundo es lo mejor de correr.
He entrecomillado barato porque cuando empiezas a correr, es fundamental invertir en unas zapatillas que se adapten a la pisada, a nuestra forma de correr y que velen por las lesiones que tengamos (si es el caso). Éstas rondarán los 120-150€… Esta es la única inversión que os aconsejo al principio.
Empieza corriendo con las mallas que tengas y una camiseta y viendo tus sensaciones. Poco a poco. Con el running hay que tener un poquito de paciencia. Es un deporte duro al principio, a diferencia de la natación (que siempre digo que te aporta más de lo que te desgasta); ésta actividad te hará sentir bien con el paso del tiempo pero los comienzos no son tan fáciles.
¡Mis primeras zapatillas!
Antes de salir haz siempre unos estiramientos y calienta bien las articulaciones, especialmente tobillos, rodillas, cadera, cuello… (Dedicaré un post completo al calentamiento y estiramientos básicos).
Comienza haciendo salidas cortas, intercalando tramos caminando deprisa y trotando (corriendo muy suave). Las primeras semanas puedes hacer 10-15 minutos de caminata ligera hasta que rompas a sudar y 5 minutos de trote. Después otros 10 minutos de caminata hasta regular el pulso. Así poco a poco ir aumentando los intervalos de trote combinándolos con carrera más ligera.
Lo ideal es que empieces a correr al aire libre, y mejor aún si puede ser en un parque o en el campo. Yo empecé corriendo en zonas con bastante pendiente y la verdad es que continúo haciéndolo, el entrenamiento es más intenso pero acostumbrar al cuerpo desde el principio a correr en el campo es primordial: pierdes el miedo a las cuestas y tus articulaciones sufren muchísimo menos que sobre la cinta o el asfalto.
Mis carreras favoritas son los cross: carreras campo a través que suelen ser de corta distancia pero con mucho desnivel. En estos recorridos mantienes la mente muy concentrada en el camino y en tus pulsaciones… ¡y acabas muerto aunque no quieras!
Si empiezas a correr en la cinta poco a poco tendrás que intercalarlo con salidas al aire libre y te darás cuenta de la diferencia: es más duro a nivel físico pero mucho más saludable a nivel mental.
Sin duda considero que lo mejor de este deporte es que lo puedes practicar en cualquier ciudad a la que vayas de visita, de vacaciones, por trabajo… te permite descubrir lugares mientras haces ejercicio y te hace sentir una libertad única.
De hecho ahora que empieza el verano, aunque no es la mejor época para correr por el calor (debemos hacerlo antes de las nueve de la mañana o después de esa hora por la noche) es muy buen momento para meter tus zapatillas en la maleta si viajas y reservarte media hora diaria para salir a correr.
Hace cinco años estuve haciendo un recorrido por Francia y así comencé a engancharme a esto del running. En cada lugar que visitamos salíamos al amanecer a dar una vuelta de 15-20 minutos mientras las ciudades se despertaban, el olor a mantequilla salía de las boulangeries e impregnaba las calles y el sol comenzaba a calentar. Así en pequeñas ciudades como Burdeos, Nantes, Rennes… localizábamos parques, tiendas, restaurantes y el mejor sitio para ir a desayunar sintiéndonos genial después del esfuerzo que había supuesto madrugar y ponerse las zapatillas ;)
Fundamental: no desesperes, los primeros días a los diez minutos estarás sin respiración. Es normal. Te dolerá el pecho y la garganta, tendrás mocos, tos… yo también los tuve ;) Pero al tercer día empezarás a sentirte mejor. Y una semana después ya no te dolerá nada.
Y recuerda: trata con cariño a tu cuerpo, estar sanos es lo mejor que tenemos.